El perfeccionismo, en el momento en el que se torna negativo, obliga a las personas a vivir en un constante estado de presión, con una exigencia muy alta y síntomas de ansiedad.
El miedo al fracaso, los pensamientos irracionales, el síndrome del impostor, el sobreesfuerzo e incluso el bloqueo son algunas de las consecuencias de este.
Puede llegar a provocar el desarrollo de trastornos emocionales, como ya se ha adelantado. Por eso conviene poner en marcha una serie de medidas para combatirlo cuanto antes.
Consejos
No sobre planificar: Las personas perfeccionistas tienden a crear planes detallados y ambiciosos sobre sus proyectos, sin embargo, la realidad es que esto puede provocar el efecto contrario. Es necesario desarrollar previsiones, pero con cierta flexibilidad, para que sea posible improvisar o adaptarse a los acontecimientos.
Los errores no son malos: Los perfeccionistas tienen miedo a fracasar y a equivocarse, sin embargo, la realidad es que esto es algo que siempre debe contemplarse como posible y que no debería ser un motivo para impedirles seguir sus objetivos. Equivocarse es normal y sirve para aprender y mejorar.
Priorizar: Uno de los clásicos errores tiene que ver con no saber determinar el nivel de prioridad de cada una de las diferentes tareas o proyectos. Sin olvidar el resto de aspectos que conforman la vida diaria de una persona, como el tiempo dedicado al ocio y al descanso, que también es fundamental.
Establecer límites de tiempo: Una manera adecuada de gestionar este perfeccionismo consiste en determinar cuánto se le va a dedicar a cada tarea, así se evitará excederse y desatender otras cosas.
Psic. Isabella Sotillo
FPV: 18.052
Ig. @isabellasotillo