La manera en que te hablas, define muchísimo tu actitud ante la vida, la manera en que van a fluir tus cosas, la confianza que vas desarrollando en ti y las grandes metas que puedes llegar a alcanzar.
El diálogo no sólo remite a las relaciones de pareja, amistad o familia. El ser humano tiene la capacidad de hablar consigo mismo en un diálogo interno que puede ser constructivo y destructivo. Para tener una buena comunicación intenta potenciar la asertividad en tus palabras.
El modo en el que hablas a los demás es un reflejo de la forma en la que te tratas a ti mismo. Las personas muy exigentes con los otros son todavía más duras consigo mismas. Y esta dureza es agotadora cuando se vive un día tras otro.
Ser amable contigo supone tratarte con cariño. Recuerda que las palabras son un bonito reflejo de ese afecto que nace de ti y termina en ti. Cuando te mires al espejo, no dudes en decirte cosas bonitas porque te las mereces.
Puedes establecer un diálogo contigo cuando aprendes a cuestionar tus ideas limitantes, tus prejuicios o cualquier barrera irracional que te limita. Es muy positivo que en vez de dar las cosas por supuestas, como consecuencia de la costumbre, tengas una mente abierta para diferenciar la verdad de la apariencia.
Aprende a perdonarte porque esa es la única forma de no torturarte eternamente por un tema del pasado. Habla con cariño a ese niño interior que está herido y necesita de tu consuelo. Eres tan humano como el resto, es decir, eres una persona con aciertos y con errores.
Atrévete a escribir tus pensamientos, la escritura es una de las técnicas más útiles para establecer un diálogo sincero y auténtico contigo mismo porque a través del texto escrito puedes dar una mayor objetividad a un pensamiento subjetivo al sacarlo fuera de ti y verlo con una mayor distancia emocional.
Psic. Isabella Sotillo
Ig. @isabellasotillo .